Internet de las Cosas es muy sencillo. Se basa en la conexión permanente de los objetos cotidianos entre sí y con la nube, donde 'depositan' la información y los datos relevantes que recogen de su entorno para su análisis posterior.
Saber qué comprar al supermercado mientras está de viaje, sin tener que hacer una comprobación de lo que hay en el refrigerador, no sólo te ahorra tiempo, sino que es conveniente.
Las posibles aplicaciones son inmensas pero serán los negocios los que más rendimiento puedan sacar a los datos generados para hacer sus actividades más eficientes y sostenibles y hallar nuevas oportunidades de negocio.
Por ejemplo, conocer la fecha de vencimiento de los productos antes de que uno los consume mejora la seguridad y la calidad de vida. Además, nunca te quedarás sin despensa cuando lo necesites en el último momento.
Cuanta más información, más fácil es tomar la decisión correcta.
Los ordenadores permiten hacer un seguimiento tanto de la calidad, así como de la cantidad de las “cosas” que hay en casa.
Piensa en la cantidad de tiempo ahorrado en las tareas de monitorización.
El aspecto financiero es la mejor ventaja. El IoT podría reemplazar a los humanos que están a cargo de monitorizar y gestionar los suministros.